algunas palabras sostienen mi imaginación
con la luz de lo invisible
el olvido se tensa y hace averiguaciones
sobre el velo de tu mirada
nitidez del alma tatuada en los ojos
ceniza fructífera que siembra el rayo
océano calcinado de verde esqueletos
intensa teje la vieja canícula un haz de salamandras
miel salvaje que acerca el mar a las cumbres
en el mercurio huidizo de la sonrisa irisada
como escuecen las letras convertidas en papel
en un péndulo de llamas
del verbo y su diana
fortalecerme para el veneno de nuestras presencias
con la inmediatez de una súplica
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