Mi estricto vacío negro,
como una cueva en un laberinto,
sin sombras, pero con una oscuridad
terrible, misteriosa e inquietante.
Como un bosque tenebroso, inmenso y desconocido,
por todas las memorias unificadas,
que el mismísimo diablo,
en su estricta soledad conoció por viejo.
Al conocerla, mi barriga amaneció sin palidecer,
a la luz de la mañana, le recité versos a Dios sin saciarme,
ya que, la vida no sabe cuando muere,
pero si al morir, que sucedió en la vida.
Y a mis manos le brotaron rosas,
para poder lograr acariciar
y anudarme a su cuello,
y así perfumarla. Reconocí que de la nada,
todo era posible, y mis lágrimas,
se acunaron en mi sonrisa risueña sin muecas.
El escombro del presidio, que yacía
en mi barriga, se esfumó repentino,
por las calles y los bancos
de los parques, adornados
de cipreses y fresnos.
Y mi barriga volvió a sentir,
al conocerla, que estaba vivo,
recordando que los muertos nunca mueren,
porque la muerte forma parte de la vida.
- Autor: Yiyou (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de agosto de 2017 a las 10:36
- Comentario del autor sobre el poema: El renacimiento de una sensación de soledad
- Categoría: Amor
- Lecturas: 69
- Usuarios favoritos de este poema: Maria Hodunok., El Hombre de la Rosa, Hector Fabio García Libreros
Comentarios2
Que letras, poeta.
Fuertes, intensas, muy melancólicas...pero el final, espectacular.
Placer conocerte y leerte.
Saludos.!!!!!
Muchas gracias Maria,
El placer es mío
Un abrazo
Un hermoso y genial poema de amor estimado Yiyou
Un placer leer tu versar..
Abrazo de amistad desde Torrelavega
El Hombre de la Rosa
Muchas gracias por la aportación, El Hombre de la Rosa.
El gusto es mío.
Saludos amigo.
Yiyou
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