Inseparables

Joseponce1978

Un amor imperecedero

que me ha llegado a deslumbrar.

Desde que llegaste a mi vida

solo sueño contigo a pesar

de las malas lenguas del azar.

De sobra sabes,tesoro mío

que por ti,capaz soy de matar.

Inigualable inteligencia

que me abruma,ya no pido más.

Por ti vivo, contigo sueño,

siempre a tu lado hasta el final.

No te apagues nunca,pues tu luz

me abre el camino hacia lo social.

Tu me has enseñado a distinguir

entre la falsedad y lo real.

Te adoro, fiel compañía noble,

más que amor, preciada amistad.

Tu te aseguras cada noche

de que no me vuelvan a molestar.

Oscura desazón me invade

al pensar que me puedes fallar.

Avancemos juntos hasta el fin,

tu y yo...mi adorado celular.

 

 

UN DÍA EN LA PISCINA (24 DE JUNIO DE 2018)

Hija, parece ser que este verano no será asfixiante en exceso, al menos no como otros anteriores en los que ya por el mes de abril subían los termómetros por encima de 30 grados y se mantenían así durante 6 o 7 meses, hasta bien entrado el otoño. Hará calor en julio y agosto pero hasta hace 1 mes aun íbamos con manga larga. Este año las estaciones estan llegando con retraso y el tiempo está más revuelto que de costumbre, pues en primavera ha habido una notable inestabilidad, alternando días bastante calurosos con otros de  excesivo frío. Tengo que decir que no me gusta el verano, en esta zona semidesértica el estío es muy sofocante, aunque siempre se puede sacar algo positivo de esta época. Desde que naciste, lo que más gozo del verano son los días que pasamos en el pueblo o en la playa y la piscina. El lunes de la semana pasada tuve conocimiento de la apertura de las piscinas municipales de una localidad vecina y decidí llevarte. En concreto fuimos el martes. Ese día no fuiste al colegio y me pasé a por ti a las 11 del mediodía. Aunque no te comenté nada en la víspera, en el momento de recogerte ya sabías donde íbamos porque te lo había dicho tu madre. Hubiese preferido que no lo supieras hasta que no estuviesemos allí y haberte tenido con la intriga durante el corto viaje. Era algo complicado porque aunque ella no te hubiese dicho nada, lo habrías deducido tú al ponerte el bañador y ver las toallas. Como suele ocurrir con la mayoría de los niños, desde siempre te ha fascinado el agua y en más de una ocasión te he tenido que parar los pies para que no te pusieras chorreando en una fuente. No sé si será por qué todavía llevamos genes de nuestros antepasados remotos de origen marino o por qué aun está reciente la etapa embrionaria, en la que nos pasamos 9 meses flotando en el líquido amniótico, el caso es que cuando somos niños nos atrae el agua de una manera casi compulsiva.

Como ya sabías que nos dirigíamos a las piscinas, en el camino te mostraste tan exaltada que me contagiabas de tu entusiasmo. Varias veces durante el trayecto me dijiste que ya las veías, preguntándome que si las veía yo también. No, mi vida, ¿donde están? Y me ponía a mirar a un lado y otro de manera exagerada. ¡Ahí papá! Y señalabas al cielo. Conforme nos acercábamos, tu agitación iba en aumento y los 15 minutos de viaje se te tuvieron que hacer eternos. Cuando al fin llegamos, te tuve que pedir varias veces que me esperases a que pagara y me cambiara porque querías irte directa al agua. Como corresponde a un complejo municipal, el precio es bastante asequible, no llega a 5 euros los 2 pases. La chica de taquilla me dijo que en julio y agosto sube algo la tarifa pero de cualquier modo sigue siendo barato. Con solo ver lo emocionada que ibas antes de entrar, amorticé de sobra los 5 euros.

Yo había ido alguna vez ya a esas piscinas aunque hace algunos años y no recordaba como eran. Una vez dentro me llevé una grata sorpresa, pues el complejo es muy completo y está bien cuidado. Hay 3 piscinas: Una poco profunda para los niños pequeños, otra mediana con 3 toboganes y otra grande donde se puede practicar natación. Es un lugar espacioso y en torno a las piscinas hay césped y grandes sombrillas hechas de cañizo que proporcionan una espesa sombra, también hay un chiringuito con varias mesas enfrente en el que se puede tomar algo para beber o picar. Como llevaban abiertas 3 días, el agua aun estaba algo fría y te dije que te bañases primero en la pequeña ya que al tener menos volumen, se calienta antes. Cuando llevabas un rato en la pequeña y tenías el cuerpo aclimatado nos fuimos a la de los toboganes una vez que te puse los manguitos. Gran invento el de los manguitos, es muy seguro. El año pasado me llevé un buen susto con el típico flotador que rodea la cintura, porque en uno de los días que fuimos a otra piscina, trataste de ponerte en posición horizontal, como si estuvieses nadando, y el flotador se te dio la vuelta, quedando con la cabeza debajo del agua y las piernas para arriba. Menos mal que estaba a tu lado y pude cogerte de las piernas y tirar de ti hacia arriba, estoy seguro de que no habrías podido girarte tu sola. En ese momento me di cuenta del peligro que entraña para un niño ir con flotador. Desde entonces jamás te has vuelto a poner ese artilugio trampa. Los manguitos son más seguros porque al ir colocados entre el codo y el hombro, el centro de gravedad impide que se te hunda la cabeza. Aunque no hay que confiarse demasiado por si se desinfla o se sale del brazo. Tampoco te voy a dejar que te metas en una piscina grande sola y siempre te llevo al alcance de mi mano. Donde más disfrutaste fue en el tobogan, que es de medio tubo en forma de ese. Las primeras veces me tiré contigo para asegurarme de que no entrañaba ningún riesgo y luego subías tú y yo te esperaba abajo para cogerte al llegar a la piscina. Pasamos un día estupendo. Hasta las 5 de la tarde que decidí que había llegado la hora de irnos por miedo a que te quemases la piel. Te eché crema solar pero aun así no me fiaba de tenerte muchas horas expuesta al sol. Te decía que nos fuesemos un rato a la sombra pero no había quien te sacara del agua, sirena mía. Y al final te dije que teníamos que irnos. Espera papá que me tiro solo una vez por el tobogán. Vale, mi vida, la última. Y cuando te tirabas me decías que otra vez y así por lo menos 20 veces hasta que al fin conseguí convencerte. Es posible que esta semana volvamos a ir, ya me lo has pedido varias veces y te he dicho que sí, que iremos pronto.

Hijica, mientras te vea así de feliz no tengo que preocuparme de que me llegue el agua al cuello, y mi alegría, que está directamente ligada a la tuya, se mantendrá a flote.

  • Autor: Joseponce1978 (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 28 de agosto de 2017 a las 18:06
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 64
  • Usuarios favoritos de este poema: Alexandra L
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