Luciano.

Me contento y contengo con verte, ansiedad e insmonio provoca el día venidero que sólo representa tenerte cerca y reír.
Alegraste tres inviernos en una noche simple con risas y no te hizo falta más que ser amable y dejarme ver dentro de tus historias para que decidiera confiar en tus palabras cuando decías “luna” con un enfatizante en la emoción que te provoca verla y la felicidad plena que rememoras del Norte. Y ojalá traerte ese Norte a donde sea el mio, y ojalá vivir con mochilas a las espaldas y con el Norte encima dándole vueltas al Sur y trazando grandes diagonales entre Este y Oeste, aunque te parezca imposible.

Punto medio de todo lo que conozco, un cerrojo de sabiduría y paz. Habitación, tu mente, para los mil monjes que te habitan cuando hablas sobre Cortázar, hospedaje de mala muerte tus manos que le sacan una cabeza a las mías, y no tengo la suerte de ser inquilina de ellas.

Tan tuyo tan sereno, tan evocado en mis sueños despierta.
Tan tuyos tus libros, tus particularidades, tus ojos que ven poco pero lo ven todo en realidad con los cinco sentidos que Descartes descarta y los pone en duda, vos ves lo que él no pudo en todas sus meditaciones, esa simpleza del que sabe que todo puede ir bien, que somos humanos y cometemos errores.

Tallado fuiste con manos de arena que te entregaban hasta el último gramo de playa para que te sintieras cercano al agua.
Tejido con cristal, tu esbelta y lunga figura se sostiene imponente frente a mi como un roble, con nuestra tilde compartida en el lado derecho, para dinstinguirnos entre nos.
Decidiste que la tinta te sentaba bien, y dejame decirte que cualquier cosa con sólo mirarla la haces destacar.
No perdiste la esperanza y tenés la imagen viva donde yo tengo mi marca de fuego, compartimos el sentimiento pero no el momento, y cómo quisiera haberte conocido antes.

Me encanta pronunciar tu nombre pero para mis adentros, guardarme el sentimiento.
No me importa que tu autor favorito se atreva a nombrar un libro haciéndolo tu tocayo, te puedo asegurar que no disfruta de escucharlo, de imaginarlo, de que resuene dentro de su cerebro en eco, como yo lo hago.
Y me cuesta decirlo, me cuesta hablar de vos y nombrarte, será la manera de colocar la boca o lo colorada que me pongo cuando lo hago.
Querer verte y abrazarte la ansiedad me sube de vuelta, siento las estúpidas mariposas y sólo pienso en que llegue el día fechado, en caminar a tu lado y pretender que no te miro, que digas que sí cuando te digo para salir, que te sientas cómodo, que me quieras a tu lado aunque sea en ese momento, que vaguemos por las calles como vikingos guiados por la luna y las estrellas, que tu risa sea contagiosa, que donde escondemos los tesoros sólo seamos dos y no te vayas cuando salga el sol.
Que no seas una ilusión, que no esté soñando todo, que no vuelva a doler el sentir. Que seas de carne y hueso y me mires como yo te miro.