Lucecita mía, consuelo. Hoy encontré una marca tuya, más fina que un cabello, que te une a mí. ¿Cómo podía ser de otra forma? Fuiste mi sostén y compañía, sin saberlo, sin conocer ese poder de artista que tenías sobre mi tristeza. ¡Algo tan simple nos separó! Tan simple que será complicado retroceder, porque no hay trama más compleja que la de un punto en la recta de un suceso. Seria cruel de mi parte reclamarte, ya que no me debés nada, ya que no te pedí nada. En definitiva ese era el secreto: la nada nos unía. Un acuerdo de mutuo beneficio, un intercambio de palabras sin objeto. Todo esto son suposiciones, ya que nunca miré bajo tus ojos. Quisiera saber si alguna vez te fui de utilidad, si me usaste para ahogar tus pensamientos. Para mí eras fuente segura de ternura, una sonrisa, un chiste, y un alago. No sé el porqué de este afecto ¿será mi instinto para el abatimiento? Hay algo que me empuja a las sombras de la gente, a ese sentimiento oscuro en ciertos rostros. No nos vimos, pero nos conocíamos. Ahora me hacés falta, pero supongo que el tiempo me quitó de tu lista. Nunca te obligué a seguir conmigo, lo hacías por un deseo propio.
- Autor: camila campoz ( Offline)
- Publicado: 4 de septiembre de 2017 a las 07:50
- Categoría: Triste
- Lecturas: 32
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