Había una vez
una luz nacarada
de sencilla belleza,
que a todos fascinaba.
Había una vez
una luz delicada
cuyos rayos enamoraba
y a todos arrobaba.
Había una vez
una luz azulada
que a todos donaba
su vida enamorada.
Había una vez
una mujer amada,
que mi corazón robaba,
y que al cielo se llevaba.
Luz amada protégeme,
de la vorágine de la vida,
y lléname todo, siempre,
del fulgor de tu vida.
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Autor:
pepelalo (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 5 de septiembre de 2017 a las 08:27
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 65
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