Somos muchos, los que nos sentimos aves de paso, llenos
de experiencias vividas, y amores que fueron nuestros un
determinado tiempo, pero que por causas diversas perdimos.
Esas flores, que días pasados nos ofrecieron su aroma, hoy
han pedido sus pétalos.
Nunca nos gustaría saber, que nos tratan de amantes o
seductores en busca de su diosa, pues casi siempre hemos
terminado sucumbiendo a la influencia etérea del incienso.
Por regla general, llegamos a la convicción de ser una hiedra
adosada a la rústica pared solitaria.
Deseamos, que nuestras letras no decidan marcharse tan
solo para cantarle a la luna, mientras se refleja en el agua
tranquila del estanque.
¡Somos aves de paso con deseos de vivir en armonía, pero
la vida nos ofrece sueños indeseados!!.
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