Deóntico de amor, amor que traspasa la noche blanda en mi boca.
Deóntico de ti, de tus manos, de tu pelo, de ti y de mi deseó, en esta hora rota.
Deóntico de las brasas de tu ser, de tu ser, de tu alma puesta en mi caja.
Deóntico de tu vientre, de tu pecho en el que morire, como sangre que a la noche baja.
¿recuerdas la noche que abrazaba tu cuerpo y el contoneo de las dos lumbres que se necesitaron?
¿recuerdas las veces que tu boca hirió mi cuello y en la mangata corrimos, cual niños al juego?
Yo aún amordazo esos pedazos de vida y hiel, no consigo matarlos y revivirlos luego.
- Autor: Ariel Figueroa Gomez ( Offline)
- Publicado: 6 de septiembre de 2017 a las 14:11
- Categoría: Amor
- Lecturas: 56
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