Era un día en el que el cielo
lloraba a bocajarro,
sus lamentos cubrían la tierra
y su llanto inundaba el pueblo.
«¿Por qué está tan triste el cielo?»
Observaba el lloriqueo
a través de una rendija,
los árboles parecían asustados,
se movían de aquí allá,
como queriendo librarse
de sus raíces y escapar.
El viento también había
entrado en sollozo,
las aves alborotaban su vuelo
queriendo huir,
todos buscaban refugio.
«¿Por qué está tan triste el cielo?»
El río se desbordaba en lágrimas,
arrastrando sonrisas e
inundando esperanzas,
cubriendo de melancolía
por donde pasaba.
La tristeza del cielo
era contagiosa,
el azul de sus ojos
comenzó a derramarse por sus mejillas.
«¿Por qué está tan triste el cielo?»
Eran su nobleza y su inocencia
más grandes que cualquier tormento,
salió de su refugio y alzó la mirada,
—¿Por qué estás tan triste cielo?—
y puso una rosa delante de su sonrisa.
Al día siguiente el cielo ya no lloraba,
las lágrimas de la tarde anterior habían secado,
y en el fango sobresalía una
manita sosteniendo una rosa,
no la había soltado durante toda la noche,
el cielo estaba feliz… tenía una nueva amiga.
- Autor: Alfredo Ulises Ortiz Castellanos ( Offline)
- Publicado: 7 de septiembre de 2017 a las 01:40
- Categoría: Triste
- Lecturas: 83
- Usuarios favoritos de este poema: Verso&prosa
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