Constelación de planetas
en días de noches que callan,
se esconde el asombro
tras el cordel en sus manos
a punto de estrellas felices.
¿Qué le hace suspirar
al ver que respira la alborada?
Es un mundo de cuentos tristes
en campos de suspiros enamorados.
El cordel tensa la manos
y las estrellas lo elevan a lo alto
en el imaginario de deseos posibles,
luces de eternidad en su donarse entero
a la vida que llama a la lucha del día a día;
el cielo es tan amplio para los besos,
esos que regalados se perdieron…
se perdieron entre las nubes
de la alegría del corazón sincero.
Un suspiro y una llama de amor
encendida en el mecer de cuna
los brazos refugios eternos …
eternos de lo divino:
en un presente sin tropiezos
en unas horas sin pasado
en un instante de recuerdo
en una boca besada por un te quiero;
y yace la caricia en las mejillas
donde un beso no puede llegar
la distancia es corta como distante
la vida que grita en un palpitar de amor;
¡ vida, vida, vida !
¿Qué espera la rosa para ser cortada
por la mano empapada de sudor
y los nervios que besan la frente?
Murmullo de los ríos donde las aguas corren
y los pétalos de la rosa se elevan en cascadas como mariposas
levantando la sedas finas de un alma pura;
ni una lágrima para la brisa
que cubre su cuerpo
donde no se olvidara nunca su acariciar.
Eres más que brisa en sus mejillas.
Eduardo Antonio Taborda
07/09/2017
- Autor: Andrés Eduardo de las Heras (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de septiembre de 2017 a las 13:51
- Categoría: Amor
- Lecturas: 80
- Usuarios favoritos de este poema: NAYROBI JACOB
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