Había escuchado operas, tangos
zarzuelas y fádos
en grandes coliseos y en
románticos teatros.
Pero tu sentías que te
faltaba algo nuestro
un faro alumbrando la
soledad huérfana de los
solitarios, una voz quebrada
de cuaderna rota de barco,
unas cuerdas de guitarra
que sonaban a bronce colado.
Allí se encontraban hombres
que nunca se habían encontrado.
Miguel Vargas como un sacerdote
oficiaba una misa con seco
vino blanco, después nos
dispersamos por un universo
de nubes de plata vieja
y fuimos por la luz
del alba despertados.
- Autor: argantonio ( Offline)
- Publicado: 12 de septiembre de 2017 a las 15:30
- Comentario del autor sobre el poema: Este es un relato vivido en primera persona, me encontré en una reunión flamenca sin esperarlo, nadie me exigió carnet o documento, fue algo mágico, en una madrugada en la que yo deambulaba sin rumbo, cuando surgió esta agradable e inesperada sorpresa.
- Categoría: Amistad
- Lecturas: 18
Comentarios2
Carlos Armijo se sacristán, Capitán Augusto llevaba el cirio pascual y Chela cantaba una Salve ceremonial. Estuve ahí,detrás del cordaje del campanario presto a tocar carrillones a golpes de diez.
Si un poema inspira el acto creador entonces es bueno. Te felicito.
Juliano no hay cosa más rara que un ateo en una misa, claro que si hay vino se explica un abrazo
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