Fuiste amargo y dulce a la vez, te puse en vasos y tazas, sobre la mesa y bajo la cama, te sentí caliente y frió, algunas veces dulce y otras veces amargo, siempre tostado Fueron una o quizás dos tazas cada mañana, en la tarde y hasta en la madrugada viniste solo y acompañado, de merienda y de desayuno, algunas noches en silencio y otras en medio de mucho estruendo, te sirvieron para dos y a veces hasta para uno,te disfrute en cada momento aunque casi siempre me dejaste sediento, vuelves por que te anhelo siempre en diferentes presentaciones, mas amargo o con mas sabor a caramelo, tu aroma me despierta y entre comidas me alienta, sabiendo que me haces daño tomo tu dosis a diario, no voy a dejar de buscarte porque tu sabes que mis gustos son templados, a veces en polvo y a veces en grano, al final se acaba el café que se sirvió pero la cafetera siempre estará puesta, llegara alguien que deje su taza junto a la tuya... para que siempre sea café para dos.
Los que me conocen saben que aunque me hace daño tengo una ligera obsesión por el café y por los ojos color café, mientras mas oscuros.. los dos, mejor!
Compartir un café es como compartir una historia, siempre sabe distinto,
siempre huele distinto y siempre termina distinto.
- Autor: Sath (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de septiembre de 2017 a las 00:54
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 56
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Recinos
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