Querida Nadie:
Hoy he vuelto a ver a la chica del escaparate.
Hoy, luego de años.
Llevaba de la mano a un niño;
imagino que un sobrino suyo.
Me preguntó que dónde quedaba tal colegio
y casi le doy la dirección de mi casa.
Se marchó ignorando por completo
que varios poemas suyos descansan hoy
en el umbral de mi silencio.
Sigues sin aparecer y yo aún ignoro
a quién escribirle mis próximos versos en prosa
y mi triste prosa con rima.
Nunca me había quedado tanto tiempo sin escribir
y aun hoy, cuando intento plasmar alguna frase,
me es inevitable pensar en alguien
como si mis palabras estuviesen amarradas a un propósito.
No quiero, querida Nadie. No quiero.
También he visto a la chica de la mirada subterfugia.
Nunca te hablé de ella. Y no me extraña.
Era la razón por la que un amigo me odiaba,
pues mientras ella me miraba a mí,
él rogaba por un poco de suerte.
Estudiamos varias semanas seguidas
en la misma academia, en el mismo salón,
en el mismo círculo social
y nunca supe su nombre.
Imagino que tenía algo que ver con sus ojos claros,
pero lo cierto es que nunca una chica
me había inspirado tanta indiferencia.
Y tú, querida Nadie, sigues adornando cada sueño,
cada amanecer, cada transcurrir, cada noche
en las que una palabra mal ubicada
en el incompleto rompecabezas de mi mente
es capaz de alterar mis recuerdos,
hasta volverlos cenizas
al consumirse en el calor de este infierno.
Hay veces en las que incluso
te dibujo tal y como te imagino
y me hago la idea de que por un momento existes
y que la razón de mi soledad es porque te espero
que sólo te has marchado por un instante,
que no tardarás en regresar.
Me permito arrancarme un poema,
como si las heridas se curaran con palabras;
aquella noche estaba tan triste
que no sabía si estaba escribiendo
o si estaba llorando.
Lo peor de crear expectativas
es que luego tienes que sostenerlas.
Será por eso que ya no hago promesas,
ni me sonrío delante del espejo en las mañanas
antes de proseguir con un día
que ya quiero que se termine.
Será por eso que ya no espero nada ni de mí mismo.
Será por eso que el amor me cabe en un suspiro;
será por eso que la felicidad no me dura un minuto completo
y que mis manos siguen humeantes de frío y ausencias.
Será por eso que le tengo miedo a enamorarme,
que ni siquiera sé cómo actuaría ante aquel «sí» tan ansiado;
que sigo en duda si realmente podré hacer feliz a alguien
tal como tantas veces me he permitido imaginar
o si es otro truco de mi inestabilidad emocional
que últimamente no ha dejado de materializarse
entre mis manos frías, mis ojos vacíos,
mi boca sedienta y esta piel desértica.
Debes pensar que miento, querida Nadie.
Pero te equivocas.
Te espero sin quererte,
y te quiero dentro de este odio disfrazado de tristeza.
No es que te ame todavía como para seguir esperándote,
es que ya he aprendido a odiarte como para que cuando vengas
no tenga que molestarme en abrirte la puerta.
Ojalá que aquel día sea invierno como ahora,
así sabrás cuánto duele perseguir un rastro que se pierde
entre un viento que te escupe en la cara
lo muy tarde que has llegado a la cita.
A mi pesar imagino que no te será difícil identificarme.
Sigo siendo aquel que espera en una estación sin trenes,
en mitad del frío, haciendo malabares con sus recuerdos,
mutilando las esperanzas que unas alas rotas
le hicieron perder en su intento de ser feliz.
Sólo tú sabes que no soy tan triste como escribo
ni tan feliz como aparento.
Que llevo las piernas cansadas
de tanto ir detrás de aquellas mujeres
en cuyos rostros esperaba encontrarte.
Si me ves no intentes sonreírme, no intentes hacerme promesas,
no hagas nada que evidencie un amago de cariño;
no finjas nostalgia, no esperes que me emocione.
Simplemente haz como que me ignoras,
pisotea esta última mueca de triunfo que me queda en la cara
y pasa de largo,
directamente hasta la puerta de mi vida.
Seguro que sólo ahí, querida Nadie,
te daré la bienvenida que te mereces.
Debes saber que ahí está tu destino.
Y ojalá que aquel día
siga siendo invierno como ahora.
- Autor: Heber Snc Nur ( Offline)
- Publicado: 14 de septiembre de 2017 a las 00:58
- Categoría: Triste
- Lecturas: 46
- Usuarios favoritos de este poema: Ross4, My Dark Angel
Comentarios2
Si te digo que es bella esta prosa, estaría diciendo muy poco. Despues de volverla a leer, no me queda mucho por decir, tu lo has dicho todo. Solo le resumo a NADIE, "Que no se haga de rogar, que se le puede hacer tarde o se puede extraviar en los bosques encantados de la desesperanza"
Saludos,
Ross
en las que una palabra mal ubicada
en el incompleto rompecabezas de mi mente
es capaz de alterar mis recuerdos,
hasta volverlos cenizas
al consumirse en el calor de este infierno.
Tus poemas han llamado realmente mi atención,mi más sincera enhorabuena por tus letras
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