Si no estoy, es que me fui a visitar el otro mundo y como todo poeta estoy esperando la resurrección de mis versos en sus oídos.
EL ESPEJO HERRUMBRADO
Pegado a la pared y como siempre olvidado
Ese triste espejo que hiede a herrumbre
Triste y solitario bastante oxidado
lleno de dolor, de tristeza y de podredumbre
Él es mi gran amigo, mi compañero fiel
Mirándome siempre como cristal apagado
describiendo mis canas, arrugas en mi piel
historias y eventos por las que he pasado
Me queda observando cuando frunzo el ceño
para preguntarse si es cierto todo lo que mira
y porqué mi mundo se ha vuelto pequeño
y toda la verdad se ha vuelto mentira
Descifra al comienzo, parte de mi historia
porque en este momento nadie está a mi lado
todos me dejaron sin penas, ni glorias
me he quedado sólo, triste y olvidado
El espejo me lee, se aflige y me mira
pasa por mi rostro, su dulce reflejo
y su aliento suave de cristal suspira
pues se considera que ya no es mi espejo
Ahora soy para él, un simple detalle
Que refleja dolor, penas y tormentos
Y quizá mañana él ya no me halle
cuando mi vida termine en cualquier momento
Y estaré en la fila de tantos poetas que han muerto
Y todos los que faltan aún por morir
él ahora me ve como si fuera un desierto
vacío, sin agua, sin sueños y sin porvenir
Me mira muy triste cuando me tiro a la cama
Y empiezo a recorrer con mi mente
los mismos caminos, las mismas ventanas
y él me mira como si estuviera ausente
Busca en mi cabeza ese calendario
Que está hecho de piedra y de moho
Y empieza desde la “A” en el abecedario
Y termina en la “Z” junto a mis despojos
Me sumerjo al mundo de los desaparecidos
Y busco en el tiempo príncipes azules
Y surge Darío, entre los elegidos
el de las margaritas, diamantes y tules
De él aprendí mis primeros versos
me enseñó a correr por montes y valles
me enseñó a volar por el universo
Y me dio las rimas y tantos detalles
En el calendario de piedra adherido a mi mente
Y en los fríos rincones de mi soledad
Duerme arrinconado todo mi presente
Ser o no ser para mí, lo mismo me da
Todo lo que fui, todo lo que he sido
La edad de la herrumbre
se iguala a mis huesos
La vida es así, todo es podredumbre,
Todo se ha esfumado, todo lo he perdido
En mi triste vida se paró el progreso
El rostro amarillo del tiempo y el moho en el infierno
Se bañan con La Divina Comedia de Dante Alighieri
Quizá Góngora y Quevedo que se consumieron
Con el fuego del olvido, porque nadie los lee
O los que se creían los indestructibles
Terminaron en musgo junto a la pared
Muerde el espejo las ojeras de mis párpados
El nuevo vestido de mi piel y sus arrugas
El cansancio en el aliento de mi boca
Los amargos sueños de mis noches
Voy a descolgarlo de su cruz, de su triste calvario
Voy a mandarlo al cementerio del tiempo sin retorno
donde moran tantos espejos, cadáveres sin reflejo
cóncavos ojos sin carne, tristes miradas de huesos
- Autor: anzuna (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de septiembre de 2017 a las 07:37
- Comentario del autor sobre el poema: La triste herrumbre que nos envuelve es el olvido y el desgaste del tiempo que no perdona.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 38
- Usuarios favoritos de este poema: Carlos De Bon Ricci
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.