Tú insistías en que esta vida mía
fuera vida.
Y yo te miraba provocarme y veía el fecundo instante en que
tal ocurrencia se hacía realidad.
Tu ansiedad me apretaba las costillas.
Y mientras yo suplicaba tu sabor,
tú me enseñabas la paciencia.
Jamás tuve un mejor maestro,
ni una forma más bella de aprender.
- Autor: Alejandra Galeano. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de septiembre de 2017 a las 13:17
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 59
- Usuarios favoritos de este poema: Dante Verne, El Silente Vagabundo
Comentarios1
Caramba con el maestro, me imagine un maestro de poesía y mia con lo que me encontre, cuna maestra de literatura 🙂 🙂 🙂
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