Resulta curioso y sorprendente comprobar, como
entran con sigilo en nuestro cuarto de los recuerdos
las personas ausentes...
Las vivencias, pierden la fragancia que tiempo atrás
desprendían, y con el paso del tiempo, los recuerdos
acuden con menor frecuencia.
La tristeza se mitiga, y las lágrimas dejan de brotar,
tan solo lo hace, alguna que otra furtiva, hasta que
terminan secándose, a medida que se agota la fuente
que ocasiona el dolor.
Un velo, cubre la imagen en nuestra retina y la figura
termina difuminándose con el paisaje.
¡Colores nuevos, ayudan a distraer el alma en unión
de vivencias desconocidas!!.
Comentarios1
Muy cierto Emilodon, el tiempo, como rey indiscutido, tiene un poder irrestricto, va diluyendo el pasado, que excelente descripcion , has hecho, la melancolia fluye por tu texto, cariños parati.-
Gracias Ana María por tu comentario. Has de saber que es bien recibido.
Un saludo cordial
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