Falsas palabras de adios,
que son dichas sin algún sentido
pues el corazón late aprisa
por aquel amor que debe morir
que no debo sentir
pues me lo han prohibido,
la multitud de ojos castigadores
que atentos a lo que hago
son culpables de mis emociones
que oculto para no llorar,
delante de mil cabezas
acusadoras a mi alrededor
que solo me hacen sufrir
y no me dejan morir
ni vivir y solo me
atormentan y tras mi máscara
hay una melancolía, que quiero apagar y poder
reír, reír...más aún puedo rezar...
rezar con fervor y pedir
a Dios mi perdón.
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