pronto vendrá la noche
y hace falta olvido
pequeña aguja de cristal
mi amor
quiso izarse en el agua
a veces un toque de seda
sólo por eso
pregunto a todos si el corazón duele
o sus pulsos lo condenan
pregunto y dicen que sí:
su mirada amordazada
su boca ciega sangrando visiones
entro en una sala vacía:
el cuerpo de un animal viviente
que intuye su hallada borrasca
rondan los mastines solitarios
entonces la cosa sucede:
en lo más inesperado
en el momento más salvaje de la sed
(cuando nos bebemos el rostro)
mi cabeza desmontada queda colgando
entonces el poema claudicante
se diluye
Guillermo Capece
Direc. NAc. del Derecho de autor
- Autor: GuillermoO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de septiembre de 2017 a las 20:16
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 36
- Usuarios favoritos de este poema: Ross4
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