¡Vamos, anda, ve adelante!
¡Hazlo y sigue desmembrando!
Mis sueños ve asesinando
con pinzas de tu aberrante
cruel codicia desquiciante.
Mata mis primeros pasos,
sumiéndome en los ocasos
de mi lastimera vida,
pues esta mortal herida
es cumbre de tus fracasos.
Embustero vil, engañas
a inconscientes asesinas
de tus actos y rutinas;
pues, nefando, así las dañas,
exponiendo mis entrañas
a las miradas morbosas
frente a las piernas ansiosas,
que malvados expectantes
miran mi muerte, triunfantes
madres rameras monstruosas.
Sólo un embrión pasajero,
uno entre cientos y tantos;
bien pude entonarles cantos
tal cual ruiseñor ligero.
¡Ahora, entretanto, muero!
Sacro artista, cocinero,
presidente, buen minero,
un maestro, un abogado,
quizá un padre enamorado...
¿por qué no puedo? ¡Eso quiero!
Mi vida se extingue breve.
¡Decidieron mi futuro!
"¡A yacer en antro oscuro!"
¿Te parece cosa leve
que mi alma, yerta, se eleve
a manos del Creador?
¡Del SEÑOR... Usurpador!
Creyéndote Juez y Autor,
suplico al Dador de vida,
que llora tierno y me cuida,
¡ÉL te pague con dolor!
- Autor: Daniel Eduardo Mendoza Camarena ( Offline)
- Publicado: 26 de septiembre de 2017 a las 23:16
- Comentario del autor sobre el poema: El aborto es una desgracia criminal que ha de ser juzgada... pronto.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 75
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