El Sol y la Luna por fin se casaron!
Prosigue la miel entre la Luna y el Sol,
y Júpiter, orgulloso por ser el lugar
del amor más tórrido del sistema solar.
Pasaba el tiempo y comenzaba a preocupar,
esa pasión astronómica estelar.
Luego la Luna y el Sol lograron aterrizar.
Los recibió Gea, Diosa de la fecundidad,
para que se casaran en el altar terrenal,
donde Dios bendeciría su amor universal.
Y así ocurrió! Un sí relampagueó en la mar.
Ahora los terrícolas honran el amor
de los seres humanos, la Luna y el Sol.
Las albricias del universo tienen son,
y por eso brillan con gran esplendor,
y sus ecos llegan hasta Dios.
La Tierra rescata sus movimientos
giratorios de rotación y traslación,
y a todos les contagia la emoción,
porque de nuevo vino la gravitación,
en esta ocasión con la Luna y el Sol,
dando vida con sus rayos de amor,
a los bosques, la libertad y la flor!
- Autor: Rafael Parra Barrios (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de septiembre de 2017 a las 12:11
- Comentario del autor sobre el poema: Y por fin el Sol y la Luna se casaron, y fue en la madre Tierra, en su mar, donde finiquitaron su relación, ante el regocijo de la humanidad y la alegría de la vía láctea. Se demuestra en esta historia, que en el amor no hay imposibles; que el que persevera, vence; que amor de lejos es de avispados, si se le da vuelta y hay articulación; que la voz del pueblo, es la voz de Dios, porque de tanto hablar de ese amor, sus sueños se cumplieron... ah y que los poetas tenemos razón porque nos inspiramos de múltiples maneras con esta ecuación de amor universal.
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 131
- Usuarios favoritos de este poema: Rafael Parra Barrios, Amalia Lateano, yosoyelquesoysiempre
Comentarios2
EXCELENTE ENTRADA...
Y SIN EMBARGO LA NATURALEZA SIGUE SIENDO TAN NOBLE...
CUIDATE.
BESOTES
Sois mis amigos del alma.
Nunca os he echado de menos.
Me hacéis una enorme falta.
Por algunas razones de tipo académico
he dejado de comentaros desde hace algunos días
pero siempre estoy pendiente de vuestras bellas creaciones.
Ya volveré a interactuar con vosotros.
De verdad, os extraño.
Vuestro amigo por siempre.
Jaime Ignacio
Condorandino.
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