Cuando decidí bajar
a los vacuos laberintos
de mis emisferios cerebrales,
con frialdad doctoral
y profesional ironía
levanté el confortable
sudario de las meninges:
los dos emisferios, alarmados,
fingieron un sueño lunar
y proseguí tanteando
por un panorama de fósiles.
Obligado a avanzar al azar
como quién se perdió en el camino,
me dediqué a recoger
sendas muestras de minerales
y floraciones de cristal.
Geólogo aficionado,
clasificaba mis hallazgos
aplicándoles etiquetas
y guardándolos en estuches.
Los sueños eran piedras
corroídas por un agua antigua
y los deseos muy frágiles
excrecencias coralinas.
A cada molécula orgánica
se estaba sustituyendo,
con un proceso indoloro,
una molécula calcárea.
Y ya no temía la muerte:
la muerte se había cuajado
en un grumo cristalino
listo para el lapidario.
Desde entonces no le temo
ni a la vida ni a la muerte;
ya no temo más los cambios
ni la descomposición.
Sé que, después de esta, me espera
una vida mineral
y, por mucho que le tenga apego
a mi singular destino,
confieso que me siento atraído
por un destino planetario.
- Autor: andrea barbaranelli ( Offline)
- Publicado: 27 de septiembre de 2017 a las 14:08
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 117
- Usuarios favoritos de este poema: Jose Adolfo, El Silente Vagabundo, Ulis3s
Comentarios3
Luego de usar como escalpelo la destreza / la morfología integral se desliza hacia un mundo libre de temores frente a la verdad geológica en la que poco nos percatamos al lograr el destino planetario / genial poema en defensa de las piedras / tesoros secretos del universo poeta
Carolina Massola
¿Acaso no emerge la naturaleza bajo todas sus formas?
Se nos manifiesta en la flor, la tierra, el escarabajo y todo lo que se expande en el Universo.
¿El Universo mismo y su impulso creador
no es el plano de un tiempo remoto?
muchas gracias por tu comentario, José Adolfo
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.