Hoy no parece hoy,
quizá Dios no me hizo caso.
Cerca de mis manos el fracaso,
pregunto cada día: ¿Quién soy?
A pesar del lamento y las circunstancias,
lloro a mares de distancia,
sin saber que se apagaron mis ansias:
tu pérdida, amada mía; mi desgracia.
Luego del refrán, que es difícil de olvidar:
"Llorando viniste al mundo, pero riéndote tendrás que irte",
anhelo si quiera despedirme
de mi corazón que murió en manos del azar.
Llora y ya no sufras más...
- Autor: Gabriel Toledo ( Offline)
- Publicado: 30 de septiembre de 2017 a las 00:55
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 45
- Usuarios favoritos de este poema: María C.
Comentarios1
Muy cierto la pérdida del amor, es una gran DESGRACIA que te hace llorar.
Saludos
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