Te quiero y te lo he dicho con silencio,
con las piedras calladas de las catedrales.
Pero soy acantilado,
la sal me quema las llagas
y el agua me produce eco en las entrañas.
Me encuentro gritando mi silencio
y las vidrieras reflejan mi tristeza.
Aún recuerdo la estrella de tu pupila
y el leve cristal de tus ojos.
Una estela difusa dejaste al irte
que yo seguí hasta rincones
de soledad de mi alma.
Cuando las paredes se encriptan en signos,
cuando los versos pierden sentido,
cuando el sol ya no calienta,
cuando las sonrisa se tuercen,
tú desapareces y te sumerges en tus
labios que tan indiferentes se clavan
en mis ojos.
Mis ojos, víctimas del amor
que carecen de control y sufren
la ausencia de tu figura.
Mis párpados ya no reposan en nadie,
se fueron contigo robándome
el sueño y la calma.
Con silencio te dije te quiero
y con silencio te seguiré queriendo,
Cuánto el alma aguante…
- Autor: Carmen Martinez Diaz ( Offline)
- Publicado: 3 de octubre de 2017 a las 14:53
- Comentario del autor sobre el poema: Escrito en Granada, con un principio inspirado en un poema de Cernuda.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 33
- Usuarios favoritos de este poema: Edmundo Rodriguez
Comentarios1
Escribir y amar pueden tornarse en un ejercicio de masoquismo.
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