Por Alberto JIMÉNEZ URE
En el Museo [01] que fundó
Y que su nombre exhibía,
Orgullosamente, la Clase Culta Caraqueña,
Con esa casi apagada voz que la caracterizaba
Sofía Ímber [02] me dijo: «Carlos Rangel [03] quiere hablarte»
Experimenté la euforia de un joven hacedor
Descubriéndose leído por un notable como él:
Intelectual e internacionalmente celebrado por ser distinto
En un país donde la mayoría de narradores, artistas y poetas
Se declaraban comprometidos con la Ideología Comunista
Mientras celebraban sus inagotables juergas de bohemios
Con la Heroica (vino, whisky, cerveza) que corporaciones
Del Capitalismo Transnacional producían para su deleite.
No tardé en reunirme con Rangel en su despacho,
Donde me extendió su diestra y dio té de manzanilla
Para luego expresarme estar (absolutamente) persuadido
Que ambos éramos escritores y filósofos conscientes:
Su mirada lucía límpida, triste, no evasiva pero absorta.
Luego logré dilucidar que (en ese momento) me anunciaba
Su decisión de «escindir» disparándose en la sien: porque,
Sólo en la cavidad craneana las reflexiones abaten tabúes.
-«Las penurias y el contrasentido de una nación extinguen
Cuando los pensadores eligen fijarles término con el verbo»
-Atrevió decirme cuando el silencio fue el único testigo.
NOTAS.-
[01]
http://ciberturista.com/caracas/museo-de-arte-contemporaneo-sofia-imber/
[02]
http://elestimulo.com/climax/sofia-imber-una-pasion-indomable/
[03]
https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Rangel
- Autor: DEMÓDOCO ( Offline)
- Publicado: 5 de octubre de 2017 a las 04:10
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 28
- Usuarios favoritos de este poema: Raquelinamor
Comentarios2
Excelente escrito como homenaje recordatorio para alguien cuya personalidad excedía las expectativas de claridad intelectual de muchos de su época.
Excelente homenaje. Saludos
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