Cuando su alma solitaria
toco a mi puerta,
pensaba sin hablar
no quise, aquel día
que en mi vida, pudiera entrar.
Su insistencia y simpatía
en mi mente causo intriga,
no me vengas como tantos
con cuentos y fantasías.
En sus letras deducía;
que era solo compañía
el llenar aquel vacío
era, lo que el quería.
Con el paso de los días
el cortejo de sus letras,
la sonrisa de sus puntos,
y al llegar la despedida,
precavido me decía;
hasta mañana...
sonríe a la vida.
Inteligente, cauto y guapo
delicado su sentir,
pasando semanas, meses
ya mi corazón hizo latir.
Es saber, que somos uno
tu eres yo y yo soy tu,
en aquellas madrugadas
nuestro amor ya cabalgaba,
entre el uno, el dos y el tres
nuestras almas se enlazaban.
Con el paso de los años,
la experiencia y su ternura
se ha hecho dueño,
de mis días, de mis noches
de mis sueños. Y esa luna
que nos mira, que nos une
en la distancia, es testigo
del romance que perdura
en nuestras vidas.
Comentarios3
Intriga saber el destino de ese sentimiento, tan bien expuesto.
Esteban
Gracias Esteban, sonrío... cuantas veces quisiéramos saber lo que nos depara el destino. Saludos amigo
Sintiendo amor se vive.
Sin duda, el amor es primordial en nuestra vida. Saludos.
Precioso romance de amor escribiste, amiga mía.
Saludos.
Me alegra si le gustó. Gracias amigo poeta, por la amabilidad de sus palabras.
Saludos
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