En la tarde el cielo derretía
(casi estrellada y ya con luna),
el bosquejo de lo que fuera un día,
sobre el inmenso lienzo de su puna.
En mi ser la agonía era pura:
se volvía de vidrio mi alma,
mientras recorrían su figura,
mis ojos repletos de calma.
En su tarde mi mirada difluía:
trataba de volverse día,
de pintarse,
sobre su inmenso cuerpo que amanecía;
ella trataba de anochecerse,
de ocultarse.
- Autor: HectorFlores ( Offline)
- Publicado: 8 de octubre de 2017 a las 19:37
- Categoría: Amor
- Lecturas: 70
Comentarios1
Hermosas letras has plasmado Héctor,
Abrazos de Inesita
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