EL PAN DE CADA DIA

José Roberto Vásquez

 

El crimen llegó la ciudad y a las instituciones que lo persiguen, se ablanda por medio  de políticas cosméticas  carentes de raíz y  fundamento

La ética se convirtió en un código, la practica en  un tema de proporción

El trabajo policial que debería ser patriótico, no lo es más y hoy convenientemente se busca representación dentro  del poder 

Los empresarios trabajan de adueñarse de las cosas y de los casos, ya a nadie le importa la verdad

La verdad dejó de ser importante desde que se descubrió el valor que tiene  la información manipulada

A nadie le importa el honor ni el dolor, ya no importa ser bueno,  ser malo debe ser lo bueno, se asume como ADN el precio de cada quien

Es más importante el cálculo político para predominar en el poder y la alternancia es vista como castigo y la  democracia y la crítica son bichos raros en la  gran ciudad

Los corruptos promueven orgullosamente  en los medios,  la integridad y la transparencia,  justifican sus falacias como derecho orgánico y alardean de poco lo hecho y lo  comparan  con lo heredado de la oposición 

La muerte es un juego maniático de estadísticas y tanquetas para la prensa. El éxito se mide incluso en fracciones, no importa el dolor, solo hay una condolencia con la cabeza agachada como muestra de la arrogancia ideológica y charlatana del momento revolucionario

Los revolucionarios visten sus camisetas del Madrid y del Barcelona para ir a marchar a las calles en contra del sistema, llevan la  consigna de ¡despertar  la consciencia del pueblo!

A la salida del estadio se enfrentan a pedradas y amenazas los aficionados del futbol, son los mismos que después de limpiarse el polvo publican maldiciones contra la represión para  los pueblos que piden su independencia

Y así van de telenovela Brasileña a mejicana, viviendo y llorando el trauma de su artista preferido

Duérmase  mi pueblo, duérmaseme ya  que si no se duerme el coyote se lo comerá

Y  todo lugar hermoso va  convirtiéndose  en centro comercial o en gasolinera, y nunca vi un cajero automático dispensarme un caramelo y darme las gracias por la visita, podrá ser una maravilla del consumo pero nunca un monumento a  la humanidad

Voy a deshacerme de mi cuerpo derecho  testigo de mi vida, estas rutas de las rutas a la mierda

La forma hipócrita en que evitamos   lanzarnos  al horizonte , hace pensar en las cadenas que se arrastran con orgullo, por temor a estimular, por simplificar la existencia, por  ocultar  el doloroso confort que la tradición ha enseñado para vivir acorde al mandato de ese ser necesario que desmiente Sartre

 

Es cruel repudiar la reciprocidad de un suspiro de dolor que ha dejado de lado la funcional teología y ha querido soplar fuerte sobre una pétrea idea prototipo para tan solo decir que se puede contar con una  pasión pura que mete miedo al conservador y al revolucionario

  • Autor: Roberto Vásquez (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 10 de octubre de 2017 a las 14:22
  • Categoría: Sociopolítico
  • Lecturas: 69
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