Yo también fui una azucena;
y en incólume floresta
adornábase la escena
de los pájaros en fiesta,
Y escribía letras blancas
a la luz de las farolas,
al ocaso en las barrancas,
al bramar de caracolas...
Más la estrella de mi verso
no bajó del capitel...
y mi rumbo fue el inverso
que el de todo aquel vergel
Y lo quiso así el destino;
que observando su tronío
¡eché mano del espino,
por cubrir el daño mío!
Con el tiempo quiso el agua
devolverme en su reflejo...
y en lugar de tul de enagua,
piel de púas dió el espejo
Más mi tallo -ya escabroso-
hoy no añora tez de seda;
es el cardo, pernicioso...
y aún así su flor hospeda.
- Autor: Mundoirreal (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de octubre de 2017 a las 09:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 81
- Usuarios favoritos de este poema: Ross4, El Silente Vagabundo, Estanislao Jano
Comentarios3
Poco te puedo decir
sobre esta obra de arte,
sino que ya forma parte
de ese arte al escribir,
por el que felicitarte
es cuanto suele convenir.
Sencillamente magistral tu poema
Un abrazo desde la tierra de Don Quijote de la Mancha.
joanmoypra
Muchas gracias, por el honor de tu lectura, y la belleza de este comentario! un abrazo enorme
Encantado de leerte! Yo supe ser árbol una vez...
Muchas gracias por su paso por mis letras y bello comentario, Saludos
Y no sabía que te habías ido
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