Coronando mis sienes
con mis propias manos,
retomo el control total de mi reino,
las batallas sangrientas,
crueles y despiadadas,
en pruebas de fe, lealtad, valentía,
quedaron demostradas
ante la vista de todas las almas
de mis enemigos, súbditos y plebeyos;
en cielo, mar y tierra
la derramada preciosa sangre
elixir de sacrificio y vida
dio color a una atmósfera gris,
sombría, cobijada por el mal,
así la tierra absorbió
el líquido vital
de los verdaderos héroes,
liberándolos de los seres mitológicos
que gobernaban sus mentes,
que quisieron
apoderarse de sus almas
y de todo lo que aman;
al pie de mi castillo,
un bosque lúgubre
con su espesa maleza esconde
los epitafios, las tumbas de mi estirpe
y al monumento de mármol
en homenaje a una diosa corrompida,
aquella bruja del amor
por la que di mi vida
en las crueles batallas, aquella
inocencia dilapidada por el mal,
a la que también
mis hombres protegieron
haciendo suyos el amor
que ella a mí me concedió,
hoy, después de la guerra final,
me he quedado solo,
dispuesto a gobernar
lo que queda de mi alma
y de mi vida sin pensar
en el furtivo pero metafórico futuro…
“luna misógina,
hieres con tu luz mordaz
a este bosque lujurioso,
que humedecido
por el delirio ultrajante del viento,
en constante morbo
llora la ausencia de la desnudes
del aquelarre
de sus ninfas instigadoras,
del dolor esquizofrénico
de sus conjuros
erotizando con su amor
a las higueras que asfixian
lentamente la naturaleza
de los viejos nogales
que el viento
ya no desea abrazar”,
un retazo de estandarte
con su heráldica manchada
es mi espíritu a gobernar,
… la gente se ha ido…,
liberada del reino
fue por mi mano, liberada
de su compromiso altruista de servir;
la gran ballesta
sobre la torre del rey
extrañara ser la aprehensora hiriente
de los dragones del óbito,
criaturas de las cuales
en rituales de fe y esperanza
bebía su sangre,
para después con su fortaleza
ganarme un nombre, un respeto,
mas millones de esperanzas
puestas en un solo hombre,
así como el mismo deposita
todas las suyas en Dios,
la espada del arcángel de la muerte,
rota, pende
en lo más alto del salón de honor,
yace sin poder alguno
después de dar todo de si,
como mujer madura
que ya no puede
dar más frutos en retoño,
solo su amor verdadero
y la realidad de su figura;
mi trono se ve tan grande
y pequeño a la vez
ante los ojos llorosos de la realidad,
pues jamás volverá a ser ocupado,
la jerarquía que brindaba,
como arena de desierto
entre las manos escapa al viento;
… coronando mis sienes
con mis propias manos,
retomo el control total de mi reino,
las batallas sangrientas,
crueles y despiadadas,
en pruebas de fe, lealtad, valentía,
quedaron demostradas
ante la vista de todas las almas
de mis enemigos, súbditos y plebeyos,
la vida al fin tiene un sentido,
sellando definitivamente
toda herida que cicatrizada
baña de indiferencia
a los sentimientos
que románticos,
aferraban a los recuerdos
para que el espíritu
pierda toda esperanza
desangrándose
en un llanto verdaderamente inútil
si nada de sus actitudes
eran correspondidas,
coronando mis sienes
con mis propias manos,
retomo el control total de mi vida,
navegando satisfecho
por todo lo vivido
sobre la piel liquida del mar
en mi dragón de madera, tela y metal,
sin brújula, sin bitácora, sin arma letal
más que el alma renovada
que hoy gobierno.
La fantasía medieval del destino,
me ata con su camisa de fuerza
la cordura superflua de la mente,
desquiciada
esta la misma a perpetuidad,
inmersa en las catacumbas que el dolor
cala y cauteriza a la vez en mi alma,
y solo por un pequeño instante
la conciencia trata de resucitar
de esta su agónica muerte,
como reaccionando
aun aferrarse a la vida,
luego de haber ingerido el veneno
que solo el tiempo, la soledad
y el silencio suelen dar
de manos de los mortales,
dejando atrás este alucinante delirio,
… me encuentro atrapado
dentro de cuatro paredes
carentes todas de color, de oscuridad,
solo una luz intensa
en su mágico destello blanquecino
desquicia de pavor mi realidad,
en la cual el trono se convirtió
en un delgado y frío colchón, luego,
así como el eco
se desvanece lentamente
del sonido cayendo rendido
ante el poder del silencio,
así se desvanece de manera similar
la conciencia, de mi mente,
ocultándome para siempre la realidad
hermosamente cruel
de estar atrapado
bajo los brazos fríos
de un sanatorio
para desquiciados mentales;
en ese corto momento de cordura
solo extrañe de lo que fue mi pasado
meditar la realidad observada
desde una taza de café aderezada
con unas cuantas gotas de vodka,
el cianuro para el alma,
el placebo para los recuerdos…
- Autor: Rigortmortiz (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de octubre de 2017 a las 12:39
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 47
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