Me duelen las sienes al recordar
tu cómplice y ancha sonrisa
mas estoy aprendiendo sin prisa
a recordarte sin que me haga llorar
el negro agujero de tu ausencia
Y he aprendido que la paciencia
es quien me enseñará a andar
sin buscarte en cada cosa
sin escribirte en cada prosa,
quien a la vida me ha de empujar.
Cuando la trompeta suene
de tu propio arcángel Gabriel,
acordarte habrás de aquel
a quien tu recuerdo le duele
y a tu paso no caminó
porque un día se apartó
de la fé que hoy no tiene.
Al dejar la lluvia en el aire su aroma
y humedecer suavemente la tierra,
en mi cabeza habrá una guerra
sin armas sin paz y sin palomas;
y por última vez volveré a pisar
con el deseo de poderte honrar,
aquel amado suelo que hoy abonas.
- Autor: RoFeRo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de octubre de 2017 a las 15:37
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 84
- Usuarios favoritos de este poema: Beatriz Blanca
Comentarios2
Me estremece el corazón estas letras que compartes, la madre es la esencia de la vida y cuando parte se derrumba todo nuestro mundo amado. Me sucedió hace ya tiempo cuando ella partió , anduve desesperada por calles vacías hasta que llegó en sueños y me abrazó diciendo que ella vivía en mi corazón para siempre. No pienses en la fe que perdiste siéntela en tu corazón en forma permanente.
Un gran placer volver a leer lo que compartes.
Un saludo con todo mi afecto.
Gracias amiga por sus palabras. Se que ella siempre está ahí porque es ella la que con sus besos humedece mis ojos al recordala.
Reciba usted mis más cálidos saludos !!!
Muy bello poema.
Un placer pasar por tus letras.
Un abrazo.
Muchas gracias por tomarte el tiempo de leer.
Un fuerte abrazo !
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