En la marmórea alma
del viejo campanario
tañen con calma
las viejas campanas
su antiguo rosario.
El pueblo de fiesta se viste
bajo la sombra
de legendaria cruz
y una fuente de agua bendita
la sed apaga
del hombre y pecado.
La tarde termina,
las almas en calma,
ya todo es doctrina;
reverdece la santa palma...
El ocaso se cierra
en la marmórea alma.
Jorge Aimar Francese Hardaick
Escritor y Poeta - Argentina
Derechos de autor©
- Autor: Jorge Aimar Francese Hardaick (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de octubre de 2017 a las 10:11
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 60
- Usuarios favoritos de este poema: ZMRS, romo
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