En este larga calle árboles veo
Y me detengo, altos los veo
Contestatarios del cielo, titanes
Cómo lanzas nerudianas no las veo
Del momento que las veo, ya dejo de verlas
Y me veo a mí viendo los árboles
Y veo a los árboles viendo sus ramas
Sus ramas desplegando polen en el espacio
Y sus ojos/semilla diseminados en cada insondable
Abismo del tiempo que circula en calma
Entre suspiros y estornudos
Viniendo del ser y retornado hacia el mundo
Es la primavera cuando la naturaleza recobra
Su deseo de hacerse desear por cada vertebrado
Y cada animal lo sigue, sediento en la orden
De multiplicarse por multiplicarse , de replicarse
En semillas y flores, bastos y cuencas veo
La fricción originaria, la atracción, el estallido y olvido
Que me perdí viendo aquellas autóctonas torres
Centinelas del espacio, hangares de vuelo
E intento despejar del rascacielo, por volar
Por ser algo más del tiempo que un pasajero
Por sacarle al sol una risa de destellos
O una nueva nube en carcajadas, me apresto
Cerrando los ojos, las imágenes hiberno
Y No sé o no supe si el salto fue dado
Despierto ya en mi trabajo, casi triste en la nostalgia
Y un leve mareo al levantarme de mi silla al buscar sediento, agua
Afuera aves cazando insectos en guerras declaradas
Eternas torres arbóleas resguardando deberes
De jueces, afuera la dinámica es ventisca agitada
Afuera lo vivo paga el precio diario de multiplicarse
- Autor: Santiago Miranda ( Offline)
- Publicado: 24 de octubre de 2017 a las 10:23
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: Texi, eibaoga
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