Me preguntó un viejo sátiro:
¿Que traes allí en el pecho?
Es una esfinge –le dije–
y la pobre convalece.
No te dejaran entrar
–me dijo– con ese insecto
medio muerto y abulado
en el centro de tu pecho.
Señor, nadie va a notar
una muerte diminuta
–contesté– y miré unas alas
como soles apagados.
La medida no interesa
–objetó–. Si abres tu pecho
la más mínima amargura
puede crecer inmensamente.
No podrás pasar, me dijo.
¡Maldito! –grité furioso–
y me dí la media vuelta.
En el centro de mi pecho
donde habían penetrado
las diminutas alas de la muerte
en contorno al corazón
comenzó a edificarse una crisálida.
- Autor: WalterFrancisco ( Offline)
- Publicado: 25 de octubre de 2017 a las 17:51
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 72
Comentarios1
WOW!!! HERMOSO!!! BIEN! APLAUDO TUS VERSOS. CARIÑOS C
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.