Vertí mi labio
de clamores...
en cásida perdida
y desbocada,
en lánguido...
y anárquico poema,
herido por el filo
de su espada...
y anuda mi anuncio
sin condena,
de pálido...
y homérico brocado,
venciendo...
la noche
sin memoria,
de sueño...
desnudo
y descuidado.
Comentarios4
Dá el caso, de que la impronta, supera la voluntad, la culpa y el destino del propio autor.
Un saludo.
Esteban
Expléndida obra.
Un placer leerla.
Una belleza, Pani.
Abrazos.
Muy hermoso pani
ESCRIBE BONITO TU ALMA
Un abrazo
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