He aprendido a conjugar
tu nombre
entre la almohada y el techo.
He aprendido a imaginarlo,
mientras tus ojos
mantienen la noche
despierta e iluminada.
También lo ha aprendido el
espejo,
que guarda la mitad
de tu imagen
y la mitad de mis besos,
y el reloj
y la tarde.
El viento lo murmura desde lejos,
entre el crecer de las horas;
lo eleva
hasta los montes,
y lo deposita en las espigas,
en los cristales.
Lo deletrea también el silencio,
esa prolongación de las caricias
donde siempre estás conmigo.
- Autor: A. Martinez ( Offline)
- Publicado: 27 de octubre de 2017 a las 14:27
- Categoría: Amor
- Lecturas: 70
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