Hechizante cabellera dorada,
fulgurantes ojos de mi navío
sin tu calor no he de quitar mi frío,
frío que alega en mí a la madrugada.
Refleja mi mirada anonadada
en las orillas de tu rojo río,
río el cual yo nunca he visto sombrío;
es como si estuvieses encantada.
Disculpa si en tu vida yo me meta
al decir lo tanto que te quería
y pensar que yo de ti era el profeta.
Tú ya existías, y yo no nacía.
Yo no soñaba ser tu "gran poeta",
de ti quería ser la poesía.
Paulo Maillot
- Autor: Paulo Maillot ( Offline)
- Publicado: 30 de octubre de 2017 a las 15:57
- Categoría: Amor
- Lecturas: 73
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