Tiempo,
tiempo de agua en montículo de arena,
tormenta silenciosa y sutil;
calcinador de la piel,
óxido de huesos,
carcelero de los pasos;
tú, el de las arrugas y la muerte,
calma tu violencia,
tu ambición por la ruina.
Hasta a las lumbreras celestiales,
les extinguiste su vapor extendido,
su aliento convertiste en roca
o polvo de vida;
furia desbaratada,
en suspiros agónicos;
sacrificio de ritual.
Endemoniado ente que ascendió del abismo,
no hay efigie contra tu perdición,
tu paso es incontenible,
corsario de cólera,
eres jinete de caballo negro.
Déjame en este lugar,
no lo precipites en tu catarata;
opaca tu maldad,
no acoses mi hora amada.
Abandóname,
arrójame a un horizonte detenido,
quiero perderte
en una confusión;
quiero refugiarme de tu compañía.
- Autor: Jesús Oscar Ugalde ( Offline)
- Publicado: 1 de noviembre de 2017 a las 23:01
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 77
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