Se quedó huérfano el atardecer
evaporado, le desaparecieron las comisuras de sus labios
ausente, del último rayo de luz que solía morder
moribundo de ayer, derramando su sangre por doquier
Junto a mi, se postra en cuclillas a mirar las olas
y un carrusel de gaviotas, que se entrelazan con espumas blancas
ellas trinan tu ausencia, vuelan en el rodeo de mi demencia
son lágrimas con alas, por el aíre deshabitadas
Camino contigo entre los arenales, en la súplica de la brisa
en el arrecife de tu mirada brava, en los recovecos de tu aliento
con mi mejilla húmeda por tu beso, idiotizado y perplejo
como un poeta vagabundo, desde sus míseros aposentos.
Juan R.
Derechos reservados de autor ©
JRG09/2017YGFU
Hermosillo Sonora, México
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Comentarios2
*Leído.
Saludos.
Muchas gracias Bruce, abrazo!
Sin la compañia deseada vaga el espiritu y el cuerpo
Bello poema.
Saluditos,
Ross
Es verdad Ross vagamos solos y moribundos, gracia spor leerme.
Feliz noche, abrazo!🌹
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