El cuervo sediento

Carlos Ars

El terso cantar
de un viento de otoño
se llevó silente
a un triste retoño.

La luna lloraba.
Su lacio frío cuerpo
seguía la sombra
de un vórtice blanco.

El cielo callaba.
Un cuervo acechaba
trémulo y hambriento
y a la vez sediento.

–Sediento de culpa–.
Pues, así como el cuervo,
la culpa carcome
desde las entrañas.

  • Autor: Carlos Ars (Offline Offline)
  • Publicado: 2 de noviembre de 2017 a las 19:08
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 18
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