Fueron dos extraños que la casualidad juntó.
Ambos mirando a la nada en su mente se pensaban,
sabían que de hace tiempo la nostalgia que arraigaban
la debían a un propietario que al buscarlo no se halló.
Visualizando su sueño, ella al lado de él, pasaba
y el destino les gritaba ya con desesperación:
"¡A tu lado está a quien buscas!
deja de mirar el piso y observa a tu alrededor".
Palabras que fundidas en la brisa sus rostros acariciaban.
Pero ante oídos sordos, palabras no dicen nada
a una mente ensimismada que los ojos nunca abrió.
Comentarios2
*Leído.
Saludos.
¡ Gracias y saludos amigo!
Muy cierto ante una mente ensimismadas son todo oídos sordos
y ojos ciegos
Un abrazo
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