Esa noche dejé abierta la puerta de nuestra habitación y con la luz ambiental en la cama me tumbé a la espera de tu llegada, al poco tiempo entraste con tu camisa blanca y transparente, al llegar junto a mi te despojaste de ella mientras yo a media luz contemplaba la belleza de tu desnudo cuerpo.
Ya los dos estamos en la cama, tu cara de felicidad radiaba, tus largos cabellos reposaban en la almohada, los dos empezamos el juego del amor, caricias, abrazos, besos, vueltas y vueltas nuestros cuerpos en la cama daban en un rito de amor y pasión.
Nuestros cuerpos entraban en calor, tus suaves y blancos senos en mi pecho se posaban, sintiendo el dulce calor que de ellos emanaban, nuestros ojos brillaban de tanto amor, tus labios dos claveles encendidos, los movimientos de nuestros cuerpos hacían eco en el silencio de la noche.
En tu cuello dibuje un collar con mis besos, con las yemas de mis dedos tu espalda acariciaba hasta llegar a tu cintura, el cosquilleo que te producía hacia vibrar tu cuerpo de emoción dando pequeñas sombras en la habitación.
Frente a frente nos miramos, nos abrazamos con suavidad, saboreé el calor de tus entrañas, un sinfín de emociones nuevas corrían por nuestros cuerpos, solo la luna y los luceros eran testigos de esta noche otoñal donde el amor y el cariño florecieron con mucha pasión.
© José Cascales Muñoz
Reservado todos los derechos.
06 de Noviembre 2017
- Autor: José Cascales Muñoz ( Offline)
- Publicado: 6 de noviembre de 2017 a las 19:17
- Comentario del autor sobre el poema: Para estar los dos juntos no hace falta que llegue una noche de otoño, porque con nuestro cariño y amor nuestros cuerpos arderán de inmensa pasión, sin importar si hace frío o calor.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 73
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