Me pregunto observando tu lento caminar,
¿cómo actúa un hombre fuerte y de traza orgullosa
cuando nada sostiene su mano temblorosa?
Cierro mis ojos, suspiro y me impido pensar.
Padre querido, ya no puedes ni bien hablar,
llevas callado esta enfermedad vil y espantosa,
deseando morir como la cortada rosa,
que arrebatada del rosal fue, sin protestar.
Felices somos recordando nuestro vivir,
son incontables momentos que hemos compartido.
Hoy triste mi alma ve cómo te dejas morir.
¿Quién velará por nosotros cuando te hayas ido?
Ven, toma mi mano, ¿quieres dejar de existir?
¿No adviertes que lo que te toca aún no has vivido?
- Autor: Jana Maia (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de noviembre de 2017 a las 22:50
- Comentario del autor sobre el poema: Escrito en Octubre de 2017 a raíz del deterioro físico que sufre mi padre por causa del Parkinson y su negativa a ser tratado.
- Categoría: Familia
- Lecturas: 42
- Usuarios favoritos de este poema: Jareth Cruz
Comentarios4
Qué le has entregado a la vida y al amor:
Cómo pagarlos
Qué duras cuentas
Cuanto al debe
La vida se cobra más en algunos que en otros,
Será igual la necesidad de una cuenta en todos los patios de la existencia.
Saludos
Saludos.
Sin embargo es su decisión.
Saludos hasta allá.
Saludos.
No se necesita deber para que el cuerpo decaiga de esa manera, solo puede ser el trabajo cotidiano,quien sabe cuantas amanecidas cayeron sobre su espalda, y nunca se quejo por su compromiso tomado de entregar el agrado a quienes les llevó el pan de alborada.
TU reflejas el amor para hacerlo vivir por el cariño.
Dura la ocasión que la vida le ha puesto, pero ahí esta ese puente que le ayuda a sostenerse.
Un saludo cálido
Muchas gracias.
El momento que vivimos, lo veíamos venir. Fue el instante en que su cuerpo y espíritu dejaron de luchar contra lo inevitable, que se quebró mi alma y brotaron estas palabras.
Lloré con tu hermoso poema, no podría estar en tu lugar.
Me gusta la forma en la que te descargas.
Aplausos y más aplausos💜
Oh, Dulcinea!
Ya del Toboso o de donde seas,
Mil gracias por tus palabras,
que así como tú lloraste leyéndolo,
mientras los versos me susurraban,
yo derramé mil lágrimas escribiéndolo
Saludos.
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