Lo miraba venir,
su pelo encrespado,
era bajo y de barba,
de mi hermana enamorado.
Viviendo entre la jungla,
pocas vistas se esperaba,
pero aquel pretendiente,
con frecuencia nos visitaba.
Es que amaba a María,
tenía buenas intensiones,
quería formar su familia,
sueño de dos corazones.
Su visita era grata,
de su mano algo colgaba,
era una bolsa blanca,
que siempre nos alegraba.
La bolsa venía repleta,
de pan muy variado,
bollos dulces y simples,
pan de un enamorado.
Pero sin previo aviso,
María se fue con Dago,
ni pan ni María quedaron,
tan solo un amargo trago.
J.Moscoso.
Derechos de autor reservados.
José Antonio Moscoso Vega.
Costa Rica, Puntarenas, Corredores.
09 de noviembre 2017.
- Autor: J.Moscoso (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de noviembre de 2017 a las 17:07
- Comentario del autor sobre el poema: Esos recuerdos de mi niñez viviendo en el campo, me hizo recordar las visitas de Dago (Dagoberto) y como gustaba que llegara con las bolsas de pan, costumbre de aquel tiempo, al visitar a alguien. Hoy Dago y Maria, son personas mayores, con hijos y nietos, y con buenas huellas en nuestra familia.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 21
Comentarios1
el amor como cáncer que se propaga rápido por el mundo
dejando alegrías y corazones rotos.
🙂
Si amiga, pues a vivir con esas alegrías y a sanar esas heridas, pero que nunca muera el amor.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.