En una copa de vino,
De un mosto de lagrima,
Intento ver el rubí de la vida,
Sentir ese toque goloso,
Exprimirla como a esta garnacha,
De su acidez tomar su frescura,
Como cada llanto callado,
Como la alegría tras cada partida,
Al final el sabor es seco y largo,
Temo que mi dulzura haya muerto,
E intento encontrarla en este rosado,
Que tiene un especial sabor redondo,
Eso que en mi vida cuadrada me hizo falta;
Cada que agito la copa,
Un nuevo olor se asoma,
Un fruto de mi tierra,
Una flor que ya no recuerdo;
Juego con el azul del ribete,
y así quedo ensimismado,
Pensando en el reflejo del cielo,
Sin saber si estoy en el futuro o el presente;
Me pasa, que al morderme el labio,
Por cada pecado no cometido,
Saboreo un Sanguinaccio dolce,
Por cada gota de mi sangre;
He intentado maridar este vino,
Como yo con la vida,
Entre el corazón y la cabeza,
Pero ni un queso le hace gracia,
Soy feliz a solas con este clarete en la boca,
Aunque he puesto otra silla,
Pero no hay otra copa en la mesa,
Aun así capto en esta cata,
Que cada olor, brillo, color,
Es la esencia de la sustancia,
El sabor de la vida,
Hay que cerrar los ojos,
Degustar a cada sorbo,
Los reflejos del tinto o blanco,
Pasar de nuevo la copa a mis labios
Que al final el sabor es seco y largo
- Autor: Sefer (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 12 de noviembre de 2017 a las 21:46
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 115
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