Divagaba en el raizal de la demencia,
Sin la más mínima intención, De retomar al yugo de la conciencia.
Internado en el abismo, Dilatando poco a poco la tortura,
Enterrándome lentamente en el olvido.
Disfrutaba de la oscuridad, siendo amante de las sombras.
Solapado en la quietud de mi mente, y su profundidad devastadora…
Era libre como el aire,
Como aquel que deambula, sin ser consciente de su existencia.
Pero decidiste ponerme un nombre…
… y me llamaste.
Me llamaste tantas veces, que me obligaste a bajar.
Me obligaste a dejar las sombras, donde todo era irreal…
¿Acaso no es este, el peor de los pecados?...
Me hiciste sentir el frio…
Me hiciste recordar la sensación de hambre.
Trajiste de nuevo la necesidad,
Trajiste de nuevo, la constante búsqueda de un efímero alivio.
¿Para qué me hiciste sentir de nuevo?,
¿Para qué me bajaste del recuerdo?
Si me ibas a lanzar, A jugar solo y sin remedio.
No debiste pronunciar mi nombre.
Nunca debiste llamar, Lo que no querías recibir.
Pues ahora me quedo solo,
Sin mis sombras, y muy lejos de ti…
Oct-2017: @Alejhongo
- Autor: @Alejhongo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de noviembre de 2017 a las 09:32
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 41
- Usuarios favoritos de este poema: @Alejhongo
Comentarios1
Tremendos y muy buenos tus versos .enhorabuena
gracias por guardar mi sencillo poema
saludos
Elena
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