Para ocupar el tiempo que pierdo
organizando mi tiempo para no perderlo,
decidí concentrarme en tu presencia.
En la paciente observación de tus quehaceres,
el acompasado movimiento de los gestos,
el erótico deleite de quererte.
Vino a visitarme la suerte
aquella noche azul cobalto
de un verano ya lejano,
cuando junto al mar nos besamos.
Casi doce años nos amparan
y aún guardo en la memoria
la imagen del tiempo detenido,
flotando en el remanso
de la comisura de tus labios.
Ahora nadan desnudas
las horas en las venas.
Tu cuerpo es un reloj de arena
que abrazo en su cintura
para darle la vuelta
empezando un nuevo día,
siempre a tu lado.
Vino a visitarme la suerte...
y se detuvo el tiempo.
- Autor: carlos obeso ( Offline)
- Publicado: 21 de noviembre de 2017 a las 13:48
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 59
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