Cuando el sol se esconde, y han sido arrancados en pedazos naranjas los dolores de la atmósfera,
en esos momentos la noche cae para ungir en negro los centelleantes gritos callados.
Me temo que ni un mar acabría con nuestra sed,
hoy ya se que no hace falta que haga calor para vivir un desierto.
Me siento como el pastor de mi pasado, andando con recuerdos a cuestas.
Hubo un tiempo en el que hacía mucho frío, y hoy aún creo que le falta calor a este trozo de hielo,
pues hubo un tiempo que sonreía y hoy granizo en el pelo.
- Autor: poeta-sin-poemas ( Offline)
- Publicado: 23 de noviembre de 2017 a las 10:50
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 26
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