Se aprestó al camino
bajo el ardiente abrazo,
recorrió los senderos…
y ya empapado en sus esfuerzos
el celeste se estremeció.
Las cenizas nubes se hablaron
y pronto velaron al sol,
los altos mares desbocaron
entorpeciendo el recorrido.
El río apuro su lecho
y justo el paso le cedió…
pues venía embravecido.
Al terminar la tarde
agotado llega al caserío
y por la noche
su frente reclamó el dolor.
Vino a sus ojos ardor
y en su cuerpo convergieron
lo caliente… que unido al frío
daba paso al desvarío.
- Autor: Inexistente ( Offline)
- Publicado: 23 de noviembre de 2017 a las 15:25
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 56
- Usuarios favoritos de este poema: Ross4, Texi, Amalia Lateano
Comentarios2
Interesante poema
Una realidad muy frecuente en muchos de nuestros pueblos latinoamericanos.
Recibe un fuerte abrazo de mi parte.
Un placer haber disfrutado de tu hermoso aporte.
Amalia
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