Tengo la hipótesis de que los humanos somos hogares. A diferencia de una simple casa más, hay personas que nos entregan ese calor peculiar.
Los hogares, o bien, los humanos que son hogares. Son el alimento perfecto para las almas.
¿Será por eso que en brazos de un hogar humano nos sentimos diferentes?
Tú eres mi hogar, y sé que soy el tuyo
¿será por eso que siempre regresas, cuando te vas?
¿Qué te hace regresar? ¿Qué te hace irte?
¿Qué te hace renacer? ¿Qué te hace morir?
¿Qué te haces, amor mío? ¿Y qué permito que me hagas a mí?
Tienes 300 casas para escoger, y terminas en la mía. Te ofrecen más de lo que este humilde cuerpo puede darte. Sin embargo, lo prefieres.
¿Por qué, amor mío? ¿Por qué?
¿Por qué jugamos a destruir esta choza en la que habitamos y reconstruirla con besos y caricias?
¿Qué acaso nuestra pasión puede más que nuestras heridas?
Tengo 300 casas para escoger, y siempre prefiero la tuya. Me ofrecen más de lo que tu humilde cuerpo puede darme. Sin embargo, aquí estoy.
Me das vida, me das sueño, me das calma, me das caos y me das paz.
Vida mía, amor de mis ojos, fuego de mi carácter y sentencia de mis años.
Mencióname ¿por qué yo? ¿por que hoy? ¿por qué ahora?
Si tu me hicieras la misma pregunta. Estaría segura de lo que respondería. Pues entiendo que eres esos brazos protectores que me invitan a quedarme.
Eres esa clavícula perfecta que me baña. Eres ese pecho que me acuesta y eres esa espalda que me protege.
Eres seguridad, eres tranquilidad, eres calor y eres cariño.
Y cabe mencionar, que en el hogar, siempre hay complicaciones, pero de alguna manera existe ese algo inexplicable, que podemos denominar "perfección".
Quédate, cariño. Quédate o huye para siempre. A otro hogar, a otros brazos, a otra vida, a otros sueños, a otros besos, a otro amor.
Por que no sé que duele más; si tu ausencia o tu regreso.
Olvídame, cariño. Olvídame o manténme siempre en tu mente, en la cuna de tu oreja, en la mesa de tu abdomen, en la cama de tu sexo.
No lo dudes. Somos hogares.
Por eso el hombre infiel, que no se separa de su esposa, aún teniendo mil amantes; es capaz de quedarse.
Por eso los niños temen, alejarse de los padres en determinada etapa de crecimiento.
Por eso convertirnos en adultos duele, ya que no existe la de zona confortable que se nos brindaba todo.
¿Qué quiéres de este humilde hogar, cariño? ¿Qué quiéres de mi?
¿Me quieres a mí? ¿O quiéres únicamente de esta comodidad que se te brinda en el hogar?
Por que soy hogar y te acojo. Pero también soy humano y me dueles.
Es detestable verte nuevamente en la misma entrada que ensuciaste, que limpié y regresas... con los mismos botines sucios.
Explícame o sugiéreme qué hacer. ¿Mirar las manchas de lo que ensucias? ¿Limpiarlo y pedirte que te vayas? ¿O lo limpiamos juntos?
Lamento pedirte que te quedes esta noche, pero los tragos de alcohol siempre me darán el valor que me falta. Y cuando me faltas tú, el alcohol también me hace cobarde.
Estoy reconstruyendo, amor. Estoy remodelando. Estoy cambiando algunas cosas. Y entre el movimiento, existía el deshecho de ti. Pero al voltear por un instante, te asomabas por una ventana. Pidiéndome que la abra por un momento.
¿Un momento? ¡Yo podría mantenerla abierta para ti toda la vida, amor!
Pero eso es algo que no comprendes. Que tal vez no valoras...
Por favor, cuando salgas, no hagas mucho ruido. No quiero notarte.
Por favor, si te quedas, llega a mi cama. La que es muy grande; donde se encuentra tu espacio, junto al mío. Y no digas nada.
Bésame, sumérgeme en tu cuerpo, en tus insoportables y tentativas caricias. En la profundidad de tu alma, lo más irresistible, por cierto; que siempre que se acerca con la mía, parece que dice nuevamente:
"Bienvenida..."
— NADIA ALMAZÁN —
- Autor: Nadia Almazán (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de noviembre de 2017 a las 02:25
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 69
- Usuarios favoritos de este poema: jaimeeeeeeeee
Comentarios2
...podría mantenerla abierta toda la vida pero eso es algo que no comprende....
Bésame, sumérgeme en tu cuerpo, en tus insoportables y tentativas caricias. En la profundidad de tu alma, lo más irresistible, por cierto;
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