Cuelga mi alma sobre la tersa rama,
hondas huellas en el descalzo manto;
espíritu sórdido que solo ama,
fundiéndose en sollozos en un canto;
vaivén crepuscular de ondas cual llama,
pasiones pasadas con fin de llanto.
Y un lago que engulle el desnudo torso,
la oscilación de un tiempo sinistrorso.
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